Al octavo mes ríes con cinco azahares,
Con cinco diminutas ferocidades,
Con cinco dientes, como cinco jazmines adolescentes.
El tiempo pasa, irremediablemente, y cuando veo esa mirada pienso en que tengo que guardarla como un tesoro, ahora me mira así, diciéndome que soy lo más grande de su mundo, pasarán los años y veré otras miradas, pero no como éstas.
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